Mabel Lozano es una cineasta que ha denunciado la esclavitud del siglo XXI, es decir, la compraventa de niñas y la explotación sexual. Sin embargo, no siempre fue una persona comprometida con el activismo, según explicó en el Seminario Permanente del 26 de mayo, Chicas nuevas 24 horas. En 2005, conoció a varias mujeres víctimas de la trata, a las que se les prometió una vida mejor en países como España, donde fueron vendidas. Estas historias constituyeron el detonante para que la directora se pusiera detrás de una cámara.
En sus cortometrajes y sus películas documentales utiliza una narrativa muy específica, para evitar hacer pornografía del sufrimiento de las personas y huir del morbo. En la ponencia, criticó la representación de este tema en el cine: «Siempre vemos cuerpos desnudos, no mujeres desnudas de derechos». Así pues, muchas veces son revictimizadas. Por ello, ha investigado sobre la situación en los países de origen y ha incidido en la corresponsabilidad del cliente-demandante. Se trata de un problema que se ha acentuado por los movimientos migratorios de los últimos años.
En 2015, estrenó Chicas nuevas 24 horas, un proyecto multidisciplinar con el que busca llegar a toda la ciudadanía, por ejemplo, mediante una página web. Abarca la normalización de la prostitución en España y el negocio de la trata. Todos los días se publicitan chicas nuevas, disponibles a cualquier hora, debido a la explotación laboral. Asimismo, se incentiva la sumisión y el poder del cliente. Por eso, Mabel Lozano consideró significativo deconstruir los prejuicios que existen sobre estas mujeres y empleó el cine como herramienta transformadora.